La serie Reclutas (Boots) de Netflix, ha logrado lo que pocas producciones: llamar la atención del gobierno de Estados Unidos. La serie se enfrenta a la administración de Donald Trump, que calificó el show como “basura woke” (vía).
La serie, ambientada en los años 90 y basada en experiencias reales del libro The Pink Marine, aborda la vida de jóvenes reclutas del Cuerpo de Marines y sus relaciones en un contexto donde la homosexualidad era ilegal en el ejército. Este choque entre entretenimiento y política ha abierto un debate sobre los límites de la creatividad frente a la representación histórica y social.
El Pentágono, a través del Secretario de Prensa Kingsley Wilson, enfatizó que los estándares militares deben ser “élite, uniformes y neutrales en cuanto al sexo”, sugiriendo que la diversidad mostrada en la serie no refleja la realidad que ellos defienden. Sin embargo, la serie no inventa nada: sus historias están basadas en hechos verídicos, lo que evidencia un choque entre la narración cinematográfica y la visión oficial del ejército. Esta declaración genera preguntas sobre la interferencia política en la industria del entretenimiento y la autonomía de las plataformas de streaming.
Para los fanáticos, esta presión externa convierte a la serie en un símbolo: no solo se trata de historias de Marines, sino de la lucha por representar la diversidad y las experiencias personales de los protagonistas, incluyendo las relaciones LGTBQ+, sin censura ni limitaciones ideológicas.
El revuelo provocado por la administración Trump también ha generado un debate más amplio en redes sociales y medios especializados. Los defensores de la serie argumentan que el arte y el entretenimiento deben reflejar la realidad, incluso si esta desafía percepciones tradicionales del ejército o la historia militar. Por su parte, críticos conservadores sostienen que la producción promueve una agenda que desvirtúa los valores militares. Esta controversia posiciona a Reclutas no solo como una serie de éxito, sino como un fenómeno cultural que trasciende la pantalla.