Peacemaker regresa luchando con la responsabilidad de ser parte del nuevo DCU

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Peacemaker regresa luchando con la responsabilidad de ser parte del nuevo DCU

La serie protagonizada por John Cena repite los éxitos del primer año, pero necesita correr contrarreloj con la expansión del universo.

Omelete
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15.08.2025, a las 13H00.
Actualizado en 15.08.2025, a las 16H16

Mucho ha sucedido en el mundo de DC, tanto en cine como en televisión, desde el final de la primera temporada de Peacemaker. La historia protagonizada por John Cena es parte de esta confusión y uno de los pilares que sobrevivieron al final anterior del DCEU. Si bien la sopa de letras entre el DCEU y el DCU solo tiene sentido para los fanáticos que quieren debatir si Zack Snyder merecía una segunda oportunidad o si James Gunn reinará supremo en el mundo de los superhéroes pospandémico, el punto es que la historia del personaje en HBO Max siempre ha pertenecido al nuevo jefe de DC Studios  Cena apareció en The Suicide Squad y se ganó el spin-off, que conquistó a los fanáticos con sus modales malhablados y burlones y todas las peculiaridades que Gunn ama agregar a sus tramas.

Sin embargo, la segunda temporada de Peacemaker llega justo cuando el Universo DC ha florecido con Superman. Un éxito crítico y comercial, que puso a la compañía por delante de la competencia por primera vez en casi 20 años en taquilla, la película El último hijo de Kriptón estableció el nuevo camino y lo que podemos esperar del trabajo de Gunn y Peter Safran en la compañía. Pero, ¿qué hay de la historia de Christopher Smith (Cena) en todo esto? ¿Cuáles son las conexiones con los héroes del antiguo universo al final de la primera temporada? El guion de James Gunn explica inteligentemente en dos minutos lo que sucedió la temporada pasada, reorganizando las ideas dentro del nuevo DCU y dejando a Smith y sus compañeros libres en este nuevo universo. Con dos líneas de guion, los argumentos y teorías de los fanáticos se resuelven de la manera más simple posible. Y eso está lejos de estar mal.

La segunda temporada de Peacemaker profundiza en las consecuencias del conflicto de la temporada pasada con el Grupo de Trabajo liderado por el héroe. Chris no recibe el reconocimiento que merece y debe lidiar con la idea de la muerte de su padre y lo que él representaba. Harcourt (Jennifer Holland) está desempleada, excluida de las fuerzas del orden tras las declaraciones de Adebayo (Danielle Brooks) y la participación de Amanda Waller en los eventos del Proyecto Butterfly. Vigilante (Freddie Stroma) ha vuelto a su vida normal, y Economos (Steve Agee) permanece en ARGUS, teniendo que espiar a Chris. El héroe comienza a usar la puerta dimensional de su padre con frecuencia, lo que llama la atención de la agencia y de Rick Flag Sr. (Frank Grillo).

La temporada sorprende con el tono melancólico que aportan las dudas de Smith sobre su lugar en el universo y la otra dimensión que encuentra, prometiendo algo que realmente lo completará. Harcourt emprende un viaje autodestructivo mientras lidia con la negación de su misión para el gobierno y el conflicto entre su relación con Chris y su pasado con otro personaje. Al reflejar los dos universos por los que viaja Peacemaker, James Gunn refuerza el drama, la acción y la curiosidad del público sobre el destino del héroe y sus compañeros. Si salvaron el mundo y no son reconocidos por ello, ¿por qué quedarse allí o seguir arriesgándose? Pero ¿acaso todos los héroes necesitan aparecer en la portada de los periódicos?

El problema con los primeros cinco episodios —que ya hemos visto— radica precisamente en cómo Peacemaker intenta ser más que una simple historia cerrada sobre un grupo de amigos y las consecuencias de sus actos. Al convertirse en una parte importante del DCU —y James Gunn nunca se cansa de decirlo—, la historia tiene que extenderse más allá de sus límites. El primer episodio es el más problemático en este sentido. Gunn toma el timón y oscila entre el humor adolescente y el drama, colocando a Peacemaker y a la Banda de la Justicia en una escena que perjudica a todos y no aporta nada más allá de lo que ya sabemos sobre el estado psicológico del héroe. Otro ejemplo es la puerta dimensional. La serie no pasa un episodio sin intentar conectar su peligrosidad con otro elemento del nuevo universo DC . El mensaje se entiende la primera vez, pero la repetición se siente forzada, como un sello de aprobación que Peacemaker no necesita.

Aunque lucha, como la mayoría de las obras del género de superhéroes, por encajar en este universo expandido, Peacemaker logra mantener su esencia. Es prácticamente un metalenguaje del viaje interdimensional de Chris en la segunda temporada. La brillantez del nuevo Universo DC es llamativa, hay nuevos juguetes, el público los acoge con cariño, pero lo mejor de la serie, y su esencia, reside en lo anterior. Los episodios finales encontrarán el punto medio perfecto, como el Easter Egg del final del quinto episodio.

 

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