El estreno de Dos tumbas en Netflix ha despertado gran interés y también muchas preguntas. El público quedó intrigado por la crudeza de su narrativa y la cercanía de sus temas, lo que llevó a varios espectadores a pensar que podría estar basada en un caso real. Sin embargo, los creadores de la miniserie fueron claros: la historia es completamente ficticia. No existe un caso policial específico detrás de este thriller, aunque su fuerza dramática haya generado la sensación de estar frente a un retrato de la vida misma.
En sus tres episodios, Dos tumbas narra la lucha incansable de Isabel, una abuela interpretada magistralmente por Kiti Mánver, que decide investigar por su cuenta la desaparición de su nieta Verónica y su amiga Marta. Aunque esta trama no corresponde a un hecho verídico, sí está inspirada en realidades dolorosas que afectan a muchas familias: la desaparición de adolescentes, la falta de respuestas judiciales y el desamparo que obliga a los ciudadanos a buscar justicia por sus propios medios.
Parte de la razón por la cual muchos creyeron que la historia era real está en su tono y referencias. Dos tumbas toma inspiración en producciones reconocidas como Tres anuncios por un crimen, con su enfoque de venganza desde un personaje inesperado, y Mare of Easttown, por su ritmo pausado y construcción de personajes. Esa mezcla de recursos narrativos, sumada al trasfondo social, dio lugar a una serie con gran realismo emocional.
Filmada en paisajes luminosos de Frigiliana y otros pueblos andaluces, la miniserie juega con un contraste inquietante: detrás de la belleza visual se esconde una historia oscura de dolor y secretos. Este recurso visual refuerza la idea de que, aunque Dos tumbas no parta de un hecho concreto, sí refleja verdades universales sobre la injusticia, la corrupción y el sufrimiento que viven familias en busca de respuestas.
