"Síganme, que no los voy a defraudar" podría haber sido el propio Ariel Winograd y todo su equipo cuando anunciaron la serie Menem y a Leo Sbaraglia como protagonista. Inmediatamente la lluvia de críticas se hizo presente. Pasaron dos años desde el comienzo del rodaje y la ficción de seis episodios, con varias idas y vueltas, finalmente llegó al catálogo de la plataforma: no defrauda, todo lo contrario, presenta una obra con actuaciones soberbias, una puesta en escena con la marca registrada del director de El robo del siglo (2020) y rememora lo que fueron los 90 en Argentina.
Menem sigue la vida política de Carlos Saúl Menem, el dos veces presidente de los argentinos. Para los más jóvenes o aquellos que desconocen la historia, era todo un personaje carismático, que entendía la política como pocos, pero también oscuro, que marcó a fuego la historia del país. Pero antes de ser el máximo mandatario del gobierno argentino, fue un dirigente de La rioja, provincia Argentina, que decidió ganarse ese lugar a base de estrategia política y presencia mediática. De hecho, así funcionan sus dos primeros episodi+os: un grupo de amigos/funcionarios fieles al protagonista que buscaban conquistar el poder local, llegar a la presidencia cueste lo que cueste y acomodarse en el poder.
- Menem | Griselda Siciliani habló del velorio de Carlos Menem Jr.
- Menem | Leo Sbaraglia, protagonista, asegura que la historia tiene algo místico
No es una simple serie biográfica. Tiene varias decisiones más que acertadas: los personajes de ficción que se suman a la historia, como por ejemplo Olegario, el fotógrafo que interpreta Juan Minujín (fiel colaborador de Winograd) y que comienza a trabajar cerca de Carlos Menem, termina siendo los ojos y a veces el guía de los espectadores en estos seis episodios que narran momentos destacados de la carrera del protagonista. Con su propia historia la mayoría del tiempo, otras como narrador mirando a cámara, pero siempre un faro para los más perdidos dentro de las complejas relaciones. De alguna manera, además de la brillante actuación de Leonardo Sbaraglia (Caballos salvajes, El gerente) como Menem, Olegario termina siendo una pieza clave para el relato.
Sobre la puesta y el tono de la serie, en parte funciona como la historia de Coppola (en Disney+), el representante de Diego Maradona con un anecdotario brillante. Por la época que deciden llevar a la pantalla (la primera mitad de los 90s), noche, moda, glamour, Ferraris y más, y la estética con la que asumen ambas ficciones (clara influencia de Winograd) se podría decir que son series hermanas, pero la máxima diferencia es que las decisiones del protagonista tienen implicancias profundamente más complejas que las del representante de futbolistas, algo obvio. Pero además encuentra la manera de ir, con pausa y sin caer en lo obvio, profundizando en los aspectos más dramáticos de la biopic. La serie no decide mirar para otro lado y aborda, brevemente, las consecuencias de los actos de Carlos Menem en su círculo cercano, primero, y luego con el resto del país, pero con un humor haciendo base en la cultura popular.
El elenco es destacado, pero no por sus laureles previos, sino por lo bien elegido y actuado, desde Griselda Siciliani como Zulema Yoma a Marco Antonio Caponi como uno de los tipos de confianza del riojano. Cabe aclarar que la serie no sucede en un mes, no sucede en un año sino que abarca más de una década de carrera política de Carlos Menem. Esa distancia, dividida en seis episodios, va de momentos divertidos (la conquista, la unión, las noches y sus amorios) hasta los más siniestros de la presidencia de Menem (atentados, la muerte de su hijos Carlos Menem Jr., etc.). Aquí radica el éxito principal de la serie: Winograd no negocia su estilo narrativo y estético, sino que se entrega al guion, uno que crece en drama y oscuridad a medida que se acerca la reelección del protagonista.
No se puede no hablar del logrado y excelente trabajo de Leonardo Sbaraglia. A veces un Menem mujeriego, otras veces el mediático, el que cree en las brujas y los mensaje del más allá, el galán y carismático y, quizá el mejor adaptado, el animal político. Y todos esos Menem los lleva con sutileza, con pequeños gestos en la sonrisa, mirada y movimientos físicos, pero también con un ejercitado tono riojano que nunca traspasa la barrera del ridículo, ni en las largas noches de baile en la Casa Rosada. Lo de Sbaraglia es, pese a las críticas previas, un trabajo soberbio.
Menem mejora episodio tras episodio. A veces, para los que desconocen ciertos momentos de la historia Argentina, les puede faltar información, pero el manejo de momentos, anécdotas, tonos e historias es un mix ideal entre comedia, drama y personajes interpretados con gran oficio y dedicación. Las comparaciones con la vida real no tienen demasiado sentido más que como material de referencia, pero como serie biográfica, Menem retrata muy bien una época y un personaje, con sus virtudes, contradcciones e historia pura.
Año: 2025
País / Nación: Argentina
Dirección: Ariel Winograd