Con su conmovedora historia sobre la amistad entre un chef con una enfermedad terminal y un perro callejero, Caramelo se ha convertido en una de las películas más vistas en Netflix en los últimos días. Pero una pregunta queda en el aire después de comenzados los créditos: ¿qué fue del perro real que dio vida a Caramelo?
Detrás de cámaras, el verdadero protagonista de esta historia es Amendoim, el perro que interpreta a Caramelo. Este simpático can es un auténtico vira-lata caramelo, un tipo de perro mestizo de pelaje marrón claro que se ha convertido en un símbolo nacional en Brasil. El director Diego Freitas explicó que eligieron un perro de esta raza precisamente por su significado cultural: el vira-lata caramelo representa al espíritu resiliente del pueblo brasileño, a la vez tierno, noble y fuerte. El nombre “Caramelo” no solo alude a su color, sino a la dulzura y calidez que transmite en pantalla.
Aunque Netflix y el equipo de producción no han revelado detalles sobre el paradero actual de Amendoim, se sabe que el perro cuenta con su propia cuenta oficial en Instagram, @carameloamendoim, donde acumula miles de seguidores que lo consideran “el actor más adorable de Brasil”. En publicaciones recientes, se le ha visto junto al elenco humano disfrutando de eventos promocionales y sesiones de fotos, consolidándose como una verdadera celebridad canina. No obstante, los reportes no confirman si Amendoim fue adoptado por algún miembro del equipo o si continúa bajo el cuidado de sus entrenadores.
La historia dentro de la película sigue a Pedro (Rafael Vitti), un joven chef de São Paulo que ve su vida cambiar radicalmente al ser diagnosticado con un glioma, un tumor cerebral que pone en pausa sus sueños. En medio de la desesperanza, aparece Caramelo, un perro mestizo que lo acompaña durante su proceso más difícil. Lo que comienza como un encuentro fortuito se convierte en un vínculo de amor y apoyo incondicional, representando la capacidad que tienen los animales para sanar el alma humana. El mensaje de la película es claro: la amistad, incluso la que no habla el mismo idioma, puede salvar vidas.